viernes, 28 de noviembre de 2008

Historia del Bezoar

I

Al son urgente del ansioso corazón del venado,
bajo la tensa tienda del diafragma en el vientre del venado,
en el secreto
jardín de pétalos sedosos rojos y azules
en las entrañas
donde aletea como un viento momentáneo la sangre del venado,

sin embargo
crece la gema imperturbable,
el bezoar:

lámina sobre lámina, orfebrería de estalactita
insomne ajena a bramas y emboscadas y tumultos
sumándose cristales
hasta el total cristal.

Y cuando se desploma el venado
- su cornamenta como una estrella trunca
su piel como el manto abandonado
por un Rey que eligió el exilio,

sin embargo
sobre el último terciopelo
sal de las sales
se pronuncia intacta
la piedra bezoar.

II


Hay sedimentos de sal marina
en la última cima del Pamir

hay sal gema
en el secreto de las hormigas

pero más
piedras acrecidas
en gargantas y vientres,

como la piedra en la cabeza de la serpiente
que torna sabio a quien logra lamerla.

Piedras
de las que somos madres,
piedras de las que somos hijos,

sal
de la que somos,

sal
de la que somos pretexto.


III


Como una ciudad
de luz y escuadras

pero como una memoria
de pliegos superpuestos

y como un jardín vedado
por cantos filosos
y esquinas y ángeles ardiendo

la bezoar –

y te preguntas
cómo pudo ser,
si de veras fue
el venado.


IV


La sal
su cuchillito blanco
es el que corta la amarra invisible de los zombis

la sal
su beso caliente
cierra las llagas
sella la carne
y ya no se disuelve.

Pero
la piedra bezoar:

ella desarma
el resorte del arsénico,

la bezoar
con ella
matamos a la muerte.

V

Como el venado lame largamente las perlas de sal en las orillas,
Así la sal de las orillas lame largamente la muerte del venado,

así los seres se turnan
porteadores,

así desova el ave huésped
en el nido de un cuerpo,
una existencia,

así no cesa
la sal
la verdadera
peregrina.

Marzo de 2007

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